viernes, 23 de diciembre de 2011

Contra la leyenda negra de la selección (I)


Mi primer recuerdo de la selección es la medalla de oro de Barcelona 92, pero la realidad es que he pasado la mayor parte de mi vida oyendo ese runrún de la incapacidad de nuestro equipo nacional de fútbol para competir en las grandes citas.
Tenemos la idea de que somos los únicos con grandes generaciones que no han ganado nada, olvidamos que Kopa, Fontaine, Cantona, Ginola o Papin fueron incapaces de ganar nada para Francia. 
Olvidamos también que Italia, nuestra envidiada Italia paso 30 años sin ganar nada a nivel de selección, y luego otros 38.
Brasil ha visto pasar a Zico o Sócrates, Argentina “solo” le ha brindado una copa América y dos títulos olímpicos a la generación post Maradona.
Inglaterra, pese a Gascoigne, Scholes, Gerrard, Beckham, Lineker, Keegan, Lampard u  Owen, lleva 45 años sin conquistar un mísero título.
Holanda, la legendaria Holanda, vió como Neeskens Krol Rensenbrink y Cruyff se quedaban sin glorias con la Orange. 
Después Bergkamp, Kluivert, Cocu, Seedorf, Davids, Van Nilstelrooy y cia no han podido reverdecer viejos laureles.
Nuestros vecinos Portugueses han tenido a Eusebio, Futre, Figo o Rui Costa, y tienen ahora a Cristiano o Nanni, pero no han conseguido ningún título.
La única selección eternamente competitiva es Alemania, capaz de ganar o de llegar a finales periódicamente y en algunos casos con grupos aparentemente poco capacitados.
Pretendo, hacer una crítica fría, a ese complejo de inferioridad que ha acompañado siempre a la selección en la alta competición futbolística, y que el mundial y la euro nos deberían permitir dinamitar, de una vez por todas.
España acude al mundial de 1994 tras una difícil fase clasificatoria, en la que se enfrentó a una Dinamarca que venía de ganar la Euro, y que contaba con los hermanos Laudrup y Schmeichel como referentes.
Clemente había sustituido a Vicente Miera como seleccionador, el de Baracaldo había llevado al Español de Barcelona a la final de la UEFA unos años antes, y a principios de la década de los ochenta había ganado sendas ligas con el Athletic de Bilbao.
En la fase de grupos nos enfrentaríamos con Alemania, vigente campeona del mundo, Bolivia y Corea del Sur.
La lista de Clemente no deja demasiadas polémicas, la quinta del Buitre, ya entrada en años, desaparece totalmente.  Para la portería todo esta claro, Clemente descarta a Buyo, y confía en Zubizarreta Lopetegui y un Cañizares que se lucio en su decisivo debut contra Dinamarca.
En defensa, los carriles parecen tener a Sergi y Ferrer por dueños, Otero es el otro lateral puro.
Para el eje se confía en Abelardo, Hierro, Nadal, Voro, Camarasa, y Alkorta, una nomina amplia, pero comprensible, teniendo en cuenta que Clemente no hacía ascos a las defensas de 5 y que no había un lateral derecho suplente.
El medio campo contaba  con jugadores de mucha llegada en el centro como Caminero, Bakero, Guerrero o Amor.
Guardiola no terminaba de conjuntar con el estilo del equipo.
Goicoechea era un todo campista que se sentía más cómodo jugando en banda, y que tenía llegada y capacidad de trabajo, un perfil parecido al de Luis Enrique.
 Felipe y Beguiristain eran los otros jugadores de banda.
Para el ataque, Salinas y Juanele, no había mucho que rascar, los viejos rockeros (Butragueño el primero) no estaban para un mundial y los incipientes Alfonso y Kiko aun estaban algo verdes.
Viendo esta selección, se comprueba que había una portería fiable.
Una línea de zagueros consistente y un centro del campo bien balanceado.
La presencia de muchos centrocampistas de llegada, pretendía pero no lograría cubrir las carencias en la delantera, carencias que probablemente marcaron la diferencia, Salinas, estuvo muy solo en punta, sin otra alternativa si no le salían las cosas de cara.
Aun así, logramos empatar contra los campeones del mundo, un nuevo empate contra Corea,  y la clara victoria contra Bolivia nos metían en octavos, allí eliminábamos con autoridad a Suiza.
En cuartos nos esperaba Italia, nuestro verdugo.
¿Qué tenía Italia?
Bajo palos a Pagliuca un portero, como mínimo tan bueno como Zubizarreta, en el centro de la zaga a Costacurta y Baresi, un tándem de centrales igual o mejor que el nuestro, en el carril izquierdo al mejor lateral del momento con Branco, Paolo Maldini. Albertini y Dino Baggio en medio campo y sobre todo, al mejor  futbolista italiano de los últimos 30 años, Roberto Baggio en ataque.
España vendió cara su piel como atestigua el 2-1 final. Nos hemos quedado con la agresión (porque Tassotti puede decir que no lo vió pero las imágenes son bastante claras) a Luis Enrique, pero aquella selección Española, no era superior a Italia, y en el mejor de los casos era ligeramente inferior.
En aquel mundial se pude decir que cumplimos con nota, no hubo ningún resultado del que avergonzarse, la victoria frente a Suiza tuvo mérito y el empate ante Alemania fue decoroso, al igual que la derrota ante una Italia, simple y llanamente superior.

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